14 de julio de 2010

¿El gran error?

Almorzabamos en el Último Hogar cuando decidimos partir para ayudar a aquel infeliz. Partiríamos hacia el bosque, en busca de aquellos bandidos que habían secuestrado a la pobre damisela. Así cumpliríamos con lo que nos enconmendó Zeros: ayudar a las gentes de Solace. Entretanto, podríamos disfrutar de los bailes que se celebraban al atardecer.

Para todos tenía un significado diferente. Para Axel, bebida. Para Sharon, un glorioso baile. Y Arlie no dejaba escapar la oportunidad para acabar con mi soltería, estado que yo intentaba dejar intacto durante mucho tiempo. Una vez nos quedamos ajenos a la atención de los demás, me susurró:

- Alian, ¡es vuestra oportunidad! ¡Pídele un baile!
- ¿Que yo le pida QUÉ? - le pregunté, incrédulo.
- Ya sabeis, ¡una oportunidad única para conquistarla!

Mi rostro debió adquirir el color de la nieve que bañaban las calles de Solace, y una expresión de perplejidad total. Tanto fue, que llamó la atención de la mismísima Sharon.

- Euh.. ¿Os ocurre algo? - preguntó ella extrañada.

Arlie, a base de codazos para expresar su insistencia, logró sacar el valor para proponérselo de todavía desconozco dónde.

- Eh... ¡Ah! Yo me... me preguntaba si, si, si tendríais ¡el placer de concederme un baile!
- ... Claro, porqué no - respondió con media sonrisa. ¿O tal vez fuera mi imaginación?...

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Vagabundeamos por la ciudad esperando a la caída del sol, mientras Sharon mandaba arreglar uno de sus vestidos para asistir al baile. El resto de nosotros captamos el mensaje... o quizás parte de nosotros. Arlie y yo nos vestimos con nuestras mejores galas, mientras que Axel prefería permanecer como siempre, codeándose con las jarras. Terminaba de arreglarme cuando escuché la voz del kender decir:

- Tal vez me quede un poco grande, ¿no, Alian?

Arlie se había hecho con una de mis mejores camisolas, y la arrastraba en un intento por acomodársela. Estrujé lo que tenía en las manos y corrí hacia él.

- ¡Quítate eso y termina de arreglarte de una condenada vez! - le grité - ¡Vas a estropearme el lino!
- ¡Vaya!, ¿es lino? - preguntó en respuesta con los ojos abiertos de par en par. - ¡Fascinante!

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Fuimos a buscar a Sharon, que esperaba a que confeccionaran su vestido, y poder asistir a gusto al festejo... Entonces creí ver un ángel. Su descenso por hacia nosotros era etéreo, casi divino. Incapaz de reaccionar ante semejante belleza, deslumbrado por su leve sonrisa, agraciado por el toque del... ¿enamoramiento? ¡Por los dioses, ¿que me estaba ocurriendo?!

Tomé su mano y nos aproximamos al gran baile. Arlie fue con unos niños que coreaban alegres, mientras que Axel situó con destreza la barra y se dirigió hasta allí. Sharon y yo, nos dedicamos al baile, del que podríamos haber sido dos candiles de color rojo como señalización. Nuestra turbación y vergüenza era notable... Aunque para nada desagradable.

Cambio de parejas. Una hermosa jovencita empezó a danzar conmigo, a la vez que intentaba estrechar un vínculo a base de preguntas. Desconozco cuando la conversación cambió sus tornas (¿tal vez cuando supo de mi título nobiliario?), pero comencé a notar su cuerpo demasiado cerca. Demasiado. Ni siquera pude reaccionar cuando sus labios rozaron los míos. ¿Qué estaba pasando ahí? Me aparté de ella, y fue entonces cuando me tomo de la mano diciendo:

- Acompañadme a casa... no quisierais que caminara sola en esta oscuridad, ¿cierto?

Tuve que acceder, ya que no me permitiría que le sucediera algo. Una vez en su puerta, comenzó la batalla. Dioses, aquello fue más duro que cualquiera otra batalla. Tras varias insistencias y evasiones, logré marcharme. Voluntad, me ayudaste a no salir corriendo de allí.

Al volver, encontré a Arlie y a Sharon manteniendo una conversación. Al verme, lanzaron sobre mí cuchillos camuflados en las miradas.

- Bueno... - comenzó a decir el kender. Su actitud era sospechosa - ¿Qué tal os fue con la doncella?
- ¿Cómo? - entonces comprendí.

Todo encajaba para ellos. Mi "desaparición" del baile... mi aspecto, algo azorado... Dioses, ¿creerán alguna vez que mis intenciones son inocentes?

- Esperdad, nada ha sucedido, yo...

Mi frase se quedó a medias, ya que Sharon se volteó para marchase con enfado. Una fuerza irresistible me obligó a seguirla, no sabía por qué seguía.
Un "esperad..." surgido de mis labios sonó muy lejano, mientras la tomaba del brazo para obligarla a mirarme. Entonces fue ahí cuando besé sus tiernos labios. Durante unos segundos... hasta que la magia se rompió.

- ¡¿Pero que hacéis?! - preguntó ella, visiblemente ofendida. Se volvió a toda velocidad para caminar rápidamente hacia un punto en la oscuridad.

¿Acaso el elemento sorpresa estaba reñido con el romanticismo? Supongo que las circustancias no acompañaban demasiado. Pero tal vez nos llegara más tarde, cuando tuvimos que rescatarla del Abrevadero. Por lo que supimos más tarde, aquella zona, llena de forajidos y encapuchados malencarados, no era nada apta para jóvenes desprovistas de compañía.

1 comentario:

  1. Umm, cuando vuelves al baile yo jugaba a la guerra de nieve con los niños, no te olvides del corro de la patata que organicé xD

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